En la actualidad nos vemos bombardeados por grandes cantidades de información que nos atacan desde diversos medios. Tenemos televisión (por aire y por cable), teléfonos celulares, revistas, espectaculares en el periférico, periódicos, internet, blogs inútiles como este, y hasta comadres o vecinas chismosas.
Inundados en un mar de información, ¿cómo saber a quién creerle y a quien no? En muchas ocasiones es obvio cuándo NO hay que creerle a alguien (como por ejemplo, a las comadres chismosas, a los horóscopos, adivinos y entes charlatanescos asociados), pero en muchas otras la información se presenta de una manera que te invita a creerla. Es entonces cuando nos vemos en la imperiosa necesidad de utilizar nuestra maquinita para pensar (alias cerebro, materia gris, etc), y valerse de una herramienta cuyo nombre oficial es "Método Científico". -Sin embargo, ese nombre recuerda aburridas clases de secundaria y prepa (muchas veces impartidas por maestros que ni idea tenían de qué estaban hablando), o nos trae la imagen mental de nerds con lentes de fondo de botella y bata blanca mezclando sustancias en tubos de ensayo, es mejor llamarlo "Kit para Detección de Mentiras" o KDM (de baloney detection kit, término acuñado por Michael Shermer, director de la revista Skeptic).
Las personas que se dedican a alguna rama de la ciencia, estarán (espero) muy familiarizados con todas estas preguntas que uno tiene que hacerse antes de creer los resultados de otras personas, o inclusive los resultados propios. Pero ¿que tal las personas que se dedican a otras cosas que nada tiene que ver con la ciencia? ¿que tal las personas que sí se dedican a la ciencia, pero no aplican estas preguntas a otros aspectos de su vida? (Como por ejemplo, investigadores o médicos que saliendo del trabajo se van a que les lean las cartas, o tienen miedo de pasar debajo de una escalera porque "trae mala suerte"). Y creanme que personas como esas conozco muchas...
El resultado de ignorar sistemáticamente el uso de las preguntas del KDM en la vida diaria es la realidad que vivimos actualmente: La omnipresencia de charlatanes y embaucadores, las noticias irrelevantes en los medios masivos de comunicación, y una población que se sume cada vez más en la ignorancia, creyendo todo lo que ven o leen sin que su cerebro lo procese primero, tragándose lo que sea, hasta lo más increíble: Métodos rápidos para adelgazar, yerberos y homeópatas que curan pacientes con cáncer, el chupacabras, los ovnis, y/o las imágenes de la virgen en el pan tostado o en el cereal de la mañana.
El mensaje, pues, que quiero transmitir, es que el KDM es una herramienta sencilla, fácil de usar y accesible (te despiertas ya con él y lo andas cargando todo el día aunque no quieras usarlo). No requiere de gran entrenamiento o un grado académico previo, no necesitas ser genio o superdotado para usarlo, y te puede sacar de muchos problemas y/o evitarte muchas decepciones si lo usas correctamente. Mi recomendación es que la próxima vez que no tengas nada que hacer (o aunque tengas algo que hacer) sometas las cosas que sabes, o que crees que sabes, o que crees, a esas 10 preguntas. Creeme que las ideas que salgan airosas de este pequeño pero útil interrogatorio serán las únicas con las que valdrá la pena quedarse.
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